Misterios no revelados - El sucesor que ni Dios conoce

Los próximos días vas a leer y escuchar especulaciones varias atribuidas a "fuentes fidedignas",  "voceros bien informados", "un alto cardenal que no quiso dar su nombre" y otras paparruchadas por el estilo. Todo bla bla, verso absoluto.  O en el mejor de los casos expresiones de deseos.


Por  Jorge D. Boimvaser
@boimvaser

En el 2005 el autor de este informe trabajaba en una investigación para la revista italiana "Vita", cuando murió Juan Pablo II le preguntamos –en Buenos Aires donde estaba de paso-, al periodista italiano Paolo Manso como se maneja una investigación para tratar de saber quién sería el sucesor al trono de San Pedro.

Viejo conocedor de los pasillos vaticanos, Paolo Manso se sinceró sin tapujos. Más o menos nos dijo lo siguiente: "Los cardenales que entran a elegir jamás hablan con nadie sobre la decisión que tienen en el pecho (in pectore). Hasta por superstición lo hacen, creen que si filtran información les lloverán las mil plagas bíblicas. Nunca hay una confidencia secreta, porque para ellos Dios escucha todo y si le contás algo privado a un periodista no hay "off the record", Dios se entera y los castiga".

Y en esas decisiones se cumple al pié de la letra aquello de... "los de afuera son de palo". Quien no entra a votar es vela de otro entierro. No es palabra autorizada para nada.

Después, los próximos días vas leer que el periodismo "progre" (sólo en la Argentina, en Europa no se consiguen) escribe artículos aconsejándole al Vaticano que  tiene que elegir un Papa tercermundista, o africano, o Suda, o negro. Malas noticias para estos chicos, los cardenales que participarán del cónclave se abstienen de influenciarse por la pulsión mediática y se borran del mundo hasta que el humito blanco salga por las chimeneas vaticanas. No leen, no escuchan, no se dejan llevar por lo que dice el periodismo mientras están en el período decisivo.

Otros buscadores de pistas sacamos de la biblioteca el librito de las profecías papales escrito por el monje San Malaquías (que datan del 1094 el primero y 1690 el segundo ejemplar). Como todo libro de profecías, desde las profecías bíblicas hasta las de nuestro argentino Solari Parravicini, sin olvidarnos de Nostradamus), los textos están formados por visiones tan generales y borrosas que se adaptan a todo tipo de conjeturas e interpretaciones.

San Malaquías describió una trilogía de sucesos que venían en éste orden, a un Papa itinerante (Juan Pablo II fue un viajero incansable), le seguiría otro de origen judío (los hay varios en el catolicismo actual), después un Papa negro y a su fin el Apocalipsis. Benedicto XVI (o quienes lo eligieron)  nos tumbó mal cuando lo nombraron reemplazante del anterior, los que leíamos a San Malaquías apostamos mal y perdimos nuestra fe en él, un profeta más que se nos cayó desde la cúspide del oráculo.

Quienes le preguntaron al cardenal Bergoglio en el 2005 antes de viajar a Roma para ser parte de los electores, respondió como el resto de sus pares un no sabe/no contesta. Fidelidad o superstición,  lo único que podés escuchar de boca de un papable es algo así como "ni Dios lo sabe".

Esa ocasión nuestro cardenal obtuvo una cantidad impensada de sufragios para sentarse en el trono de San Pedro, pero nunca se repiten las mismas circunstancias. Algo seguro es que los cardenales siempre se inclinan por un Papa europeo. En la genética vaticana está latente el temor que se instale el sillón de San Pedro en otra geografía y eso influye a la hora de los votos. El resto es pura especulación. Todos los obispos llegan a la Santa Sede con pasaje de ida y vuelta (en octubre de 1978 Karol Wojtyla fue a cumplir el trámite a Roma y tuvo que romper el pasaje de regreso a Polonia, después de haber sido ungido y adoptar el nombre de Juan Pablo II).

El cardenal brasilero que tenía chances quedó en el camino sin votos, pero sus chances se las dio el mundo mediático, ningún funcionario católico juega sus fichas en la prensa. Por eso te decimos que lo que escuches de ahora hasta el día de "habemus Papam"  no tiene consistencia firme. La superstición es demasiado fuerte como para que alguien fuerte en el Vaticano se confidencie con algún periodista.

Pero hay partes de este asunto que no dejan de tener un misterio profundo, incomprensible.
El autor de este informe incorporó hace algunos años como elemento de consulta lo que en el FBI se llama formalmente "detectives psíquicos". Es gente con un don especial para detectar instancias o rastros en el universo sobre natural.  Las pistas que no se hallan en el mundo de la materia pueden estar en ese mundo insondable de lo paranormal. 

Es demasiado sutil la línea que separa ese universo invisible del espectro de la chantada. Así que tomamos siempre como un aporte más lo que nos dice este detective psíquico. ¿Un ejemplo? Le preguntamos hace un tiempo: Las manos de Perón que le profanaron en la Chacarita en 1987 ¿siguen intactas o las disolvieron para evitar que las encuentren? La respuesta nos conmovió, "están en escabeche, bien conservadas aún... y vas a tener novedades en los próximos 48 meses.  Obvio que la persona llamó escabeche en forma metafórica a los químicos en que se conservan las manos amputadas al cadáver del viejo líder.

En el 2005 quisimos saber quién podía suceder a Juan Pablo II a horas de su muerte.  Estuvimos toda una tarde, la persona trabajó sobre objetos traídos del Vaticano, con fichas astrológicas y cartas natales de un montón de obispos candidateables y otros no tanto. Hoy existen programas informáticos que ayudan y mucho en búsquedas que antes tomaban mucho tiempo.

 Lo sorprendente y misterioso de la cuestión fue que en cada intento de obtener alguna respuesta éste detective psíquico se bloqueaba, le aparecían nubes densas, dolores de cabeza y otros síntomas notables y extraños que nunca le ocurrieron ni antes ni después de esa experiencia. Es como que ese universo tan misterioso de la sucesión papal está cerrado de tal forma que es imposible acceder aún desde el terreno paranormal. Como si hasta Dios se encerrara a meditar y en esta instancia apaga el celular y cero contacto. 

Y ya que estamos en el tema Papal. Nunca se te ocurra repetir esa frase tonta e ignorante de Carlos Menem: "Nadie quien fue Papa vuelve para ser Obispo". 

El que fue Papa o muere o termina enfermo mal. No tiene otra chance como para ser obispo. Al menos, no en esta vida.

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