Uritorco: muertes, templarios y misterios no revelados

En unas horas veremos que no termina el mundo y en el Uritorco se seguirán vendiendo fantasías extra planetarias a precios terrícolas. Pero la verdadera historia del cerro y su ciudad oculta intraterrena tienen ciertas aristas que incluyen muertes, leyendas y misterios dignos de ser mencionados. Sin miedos, leé y enterate.




Por Jorge D. Boimvaser
@boimvaser
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"Debo contar lo que sólo yo sé, uy perdón Angel Cristo también.." (El Salmón – Andrés Calamaro).
Angel Cristo Acoglanis era un médico griego que atendía su consultorio en la calle Callao 1561 del barrio porteño de Recoleta. Tenía 63 años el 19 de abril de 1986 cuando su compañero y amigo de peregrinajes místicos al Cerro Uritorco, Rubén Antonio (hermano de Jorge Antonio, quien fuera delegado y hombre fuerte de Juan Domingo Perón), ingresó con arma en mano luego que Tina, la secretaria de Acoglanis, le franqueara el paso a sabiendas del vínculo que mantenían desde hace tiempo.

Tina escuchó al médico gritar desesperado: "Negro, no lo hagas... no lo hagas por favor". Después la secuencias de disparos que terminaron con la vida de Acoglanis.
Rubén Antonio, tembloroso y desencajado, llegó solo a la comisaria 17, confesó el crimen, entregó el arma asesina y atinó a decir como única confesión: "Acabo de matar a un brujo y me siento muy aliviado".

La causa penal recayó en el juzgado de María Servini de Cubría (poco antes que fuera en el menemismo la predecesora del bolillero mágico estilo Oyarbide donde recaían las causas difíciles). Junta psiquiátrica mediante, el juzgado consideró a Rubén Antonio en estado de insania y en lugar de ir a la cárcel fue trasladado a un instituto psiquiátrico y puesto bajo custodia de especialistas.

Cuatro años después, siendo Menem presidente, Servini de Cubría declaró ya curado a Rubén Antonio y le concedió la libertad ambulatoria.

Una tarde de principios de los 90 Jorge Antonio fue a visitar a su hermano a su vivienda del barrio de Belgrano, sobre la calle José Hernández. Nada se supo jamás de esa reunión de hermanos. Después que se fue el ex delegado de Perón, su hermano Rubén subió a la terraza del edificio y se arrojó al vacío.

Jorge Antonio fue un hombre muy franco con la verdad histórica que el peronismo siempre pretendió ocultar, relató varias veces los nexos entre Perón y ex criminales de guerra nazis que llegaron con capitales a la Argentina e instalaron proyectos industriales que aún hoy se mantienen en pié. Nunca lo negó, justificando esas alianzas de Perón con los secuaces de Hitler. 

Pero cuando quien esto escribe le preguntó por ese último encuentro con su hermano y la leyenda del Uritorco y sus primeros peregrinos muertos violentamente, Jorge Antonio se excusó de responder pidiendo casi con piedad que no le recordaran la tragedia.

Cuando finalmente ya anciano dejó este mundo, se llevó a la tumba un secreto que pasado el tiempo pudimos reconstruir a grandes rasgos, y constituye también otro de los misterios de la montaña cordobesa.

Quienes acampen al pie del Uritorco encontrarán un monolito, una chapa de bronce dedicado a Sarumah (nombre místico del peregrino Acoglanis) en la Luz y el amor siempre... y por ahí se pierda la historia que hace pocos años algunas personas ya mayores se atrevieron a revelar.
"Acoglanis y Rubén Antonio fueron los primeros peregrinos que llegaron al Uritorco con la leyenda a cuestas de la existencia de una ciudad perdida de Erks en Capilla del Monte, y un portal cósmico al que se ingresaba mediante una clave secreta, una especie de contraseña que desde la época de los indios comechingones se iban pasando de voz en voz", nos contó una mujer ya grande hace pocos años.
¿Qué pudo haber pasado por la cabeza de Rubén Antonio para matar a su ex compañero de ruta y sentirse aliviado de haber terminado con la vida de un brujo?

De todas las versiones que escuchamos, la más fuerte es la que cuenta que aquel abril de 1986, Acoglanis le entregaría un presunto bastón de mando y la contraseña para ingresar al portal cósmico a un nuevo personaje que se haría cargo de los nuevos peregrinajes místicos., y Antonio se lo impidió asesinándolo.

Bastón de Mando o piedra de la sabiduría forma parte de la leyenda metafísica que dice haber sido construido hace 8000 años, y ahí la mitología deriva hacia la historia de los Templarios, los objetos místicos que rodean los misterios no revelados del cristianismo y esos dichos sobre la existencia de mundos ocultos dentro del cerro.

La presencia posterior de personajes que hicieron del turismo místico una forma de vida y crearon tantas historia ya difíciles de acreditarse como reales forman parte del "bonus track" que dejó los primeros pasos de Acoglanis y Antonio.

Quizás un sobreviviente de aquellas marchas en el Uritorco que alguna vez pueda aclarar los misterios de esas muertes sea Fabio Zerpa, el observador de los fenómenos OVNIS más reconocido en toda América. 

Alguna vez se dijo en la gente que acompañaba a Acoglanis que Zerpa era una especie de "infiltrado" de la NASA –agencia aeroespacial de Estados Unidos- en los comienzos de las marchas en el cerro energético.

Zerpa se reía de esas leyendas afirmando que sus contactos con la NASA eran públicos y que nada tenía que ocultar sobre las investigaciones de los fenómenos paranormales que se hacían en la máxima sede de la ciencia del espacio.

Rumores, leyendas, misterios, muertes e intrigas que son mucho más amplias en nombres y circunstancias que lo que puede un informe como el que hoy ofrece a sus lectoresDiarioVeloz.com
Mañana veremos que el mundo sigue girando, y como canta Serrat en su tema Fiesta: "Y con la resaca a cuestas vuelve el pobre a su pobreza, vuelve el rico a sus riquezas y el señor Cura s su misas... se despertó el bien y el mal".

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