Vida en el Más Allá

Vida en el Más Allá
¿Hay Vida En El Más Allá?
 
lúnico fenómeno del cual el mundo tiene certeza es la muerte. Sin embargo, ¿cuántos de nosotros meditamos sobre este gran trauma y nos preparamos para afrontarlo? ¿Qué sucede cuando morimos? ¿Nada? ¿Conseguimos la felicidad completa, “la vida eterna”, o simplemente hay un algo insustancial y vago?

Los materialistas y ateos responderían “nada”. Para ellos la vida es un proceso puramente biológico; cuando el cuerpo muere la personalidad muere con él, del mismo modo que deja de generarse electricidad cuando una batería falla. Para estas personas la vida no puede “ir a ningún otro sitio”. Estos racionalistas señalan a menudo que la antiquísima creencia en una vida futura es un mero reflejo del terror que el hombre siente por la muerte, por ser olvidado. A, través de la historia ha esquivado esta idea impensable o la ha rodeado con un optimismo ritual y pueril. El materialista opina que ésta es una actitud cobarde e intelectualmente deshonesta -debemos enfrentarnos con los “hechos”- después de todo, es cierto que lo único que sabemos de la vida es la muerte.
Pero, ¿qué sucede con el concepto de “vida eterna”? Casi todos los religionistas han predicado que sobrevivimos a la muerte corporal -de una forma u otra-. Probablemente estaríamos en lo cierto al afirmar que cuanto más sofisticada es la religión es más probable que conciba cierta forma de “vida eterna” para algún elemento inmortal del individual, bien en una clase de paraíso o en medio de los tormentos del infierno. Si el materialista está en lo cierto, no hay que hacer ninguna otra aclaración. Si los religionistas tienen razón, entonces conviene que cada individuo busque su salvación. Pero en el contexto de la religión, la creencia en una vida futura debe permanecer coma una cuestión de fe, y sólo la experiencia de nuestra propia muerte puede demostrarnos sí estamos en lo cierto o no.
Pero ¿que ocurriría si ninguno de estos rígidos conceptos fuera correcto?, ¿qué pasaría si algo -una cierta chispa de vida, vestigio de la personalidad humana- sobreviviera y entrara en un nuevo tipo de existencia, no en función de un premio o de un castigo, sino simplemente obedeciendo a una ley natural? Hoy en día muchos investigadores de fenómenos psíquicos opinan que el equilibrio de pruebas sugiere que “algo” sobrevive, no necesariamente durante mucho tiempo después de la muerte, y tampoco es necesario que sea la personalidad completa. Según estos investigadores, algunas partes del sistema de memoria de un individuo y sus rasgos de personalidad parecen sobrevivir a veces durante un tiempo, permitiendo a su ser incorpóreo ser reconocido por seres vivos que le conocieron, aunque más tarde quizás se desintegre para siempre.
Del análisis objetivo de pruebas significativas de la supervivencia humana se ha ocupado especialmente la Society for Psychical Research (SPR), fundada en Londres en 1882. Pero la SPR nunca hubiera sido fundada a no ser por los acontecimientos que tuvieron lugar en una generación anterior, los cuales asimismo podrían no haber tenido nunca lugar sin la emancipación del pensamiento del Hombre, iniciada en el Renacimiento.
Mentes Y Posiciones Cerradas
A medida que los horizontes del conocimiento se ensancharon, la posición materialista se fortaleció y hacia mediados del siglo XIX un “pensador” era generalmente considerado como una persona que se había liberado de las trabas de la “superstición”. Los religionistas, sintiéndose atacados, tendieron a cerrar sus mentes a los hechos que minaban su postura y adoptaron irónicamente la misma actitud que algunos científicos adoptan hoy al enfrentarse con pruebas arrolladoras de ciertos fenómenos paranormales (“No creemos en ellos, y por lo tanto no son verdad”). A la luz de un racionalismo tan sólido, se buscó una fe con resultados que pudieran ser demostrados. Por ejemplo, cuando empezaron las actividades poltergeist en la casa de la familia Fox, en Hydesville (Nueva York) en 1848, el público se emocionó tremendamente. Por fin había aquí una “prueba” de la supervivencia del espíritu, un antídoto contra la frialdad del materialismo: nació el espiritismo, que llegaría a convertirse en un movimiento enormemente significativo, cuya expansión habría de abarcar el mundo entero.
Los espiritistas creen que su fe demuestra incontrovertiblemente la existencia de una vida después de la muerte. Aseguran que en las sesiones de espiritismo los espíritus mueven mesas pesadas, tocan instrumentos musicales, etc., parientes fallecidos y amigos hablan con sus propias voces acerca de acontecimientos conocidos sólo por ellos mismos y por uno o más de los presentes y algunas veces incluso toman forma visible con su propia apariencia, delante de ellos.
Pero los científicos rehusaron investigar los fenómenos de las sesiones de espiritismo, mientras que los espiritistas -y los cristianos fundamentalistas- se refugiaban en una sencilla fe que consideraba los descubrimientos científicos como provocados por un ingenio demoníaco. En este clima de tensiones opuestas se fundaron la SPR y otras sociedades similares. Los miembros fundadores eran por lo general intelectuales que se oponían a las posiciones intransigentes de “creyentes” y “escépticos”, y que creían que los juicios objetivos acerca de fenómenos anormales deberían haberse hecho mucho tiempo atrás.
La enorme cantidad de material recogido desde 1882 puede ser clasificado de la siguiente forma: fantasmas; comunicaciones a través de médiums; correspondencias cruzadas; visitas inesperadas de comunicantes; fantasmas “cordiales” vistos por los moribundos; experiencias de pacientes durante una “muerte clínica”; experiencias fuera del cuerpo; pruebas con cifras y cerraduras de combinación; pactos con las apariciones; pruebas a favor de la reencarnación; fenómenos de voces electrónicas.
Los fantasmas. El primer gran éxito de la SPR fue un censo de alucinaciones. Se recogieron 17.000 respuestas a un cuestionario sobre la frecuencia de alucinaciones, y de éstas -después de agotar todas las posibles explicaciones- aproximadamente el 8 % quedaron como experiencias aparentemente genuinas de fantasmas. Entre ellas figuraban varias apariciones de personas que se decían haber aparecido hasta 12 horas después de su muerte. Por aquel entonces, los investigadores pensaron que esto podría ser debido a una transferencia de pensamiento por parte de la persona recién fallecida a los seres con los que tenía contacto en vida, siendo retrasada dicha transferencia quizás hasta que las condiciones eran propicias para que apareciera.
La mayoría de los parapsicólogos que aceptan de alguna forma la evidencia de los fantasmas están de acuerdo en afirmar que la transferencia de pensamiento -que incluye pensamientos, sentimientos, e imágenes visuales y auditivas, y que actualmente serían clasificados como percepciones extrasensoriales- es una facultad que poseen algunas mentes humanas y podría ser utilizada para explicar los fantasmas de los vivos. También parecen confirmarlo las presuntas “visitas astrales” que algunas personas aseguran haber hecho a personas conocidas. Quienes afirman esto no sólo “ven” las habitaciones en las cuales se proyectan mentalmente, sino que describen con extrema precisión detalles (por ejemplo, cambios de muebles) de los cuales sus partes conscientes no tenían conocimiento.
Sin embargo, un 6 o 7 por ciento de las apariciones registradas en el estudio hecho por la SPR aparecieron demasiado tiempo después de la muerte para ser consideradas como comunicaciones telepáticas demoradas. Este pequeño número de casos permaneció después de que todas las otras explicaciones -trucos, exageración, identificación errónea, sueños, etc.- habían sido examinadas y rechazadas.
Algunos investigadores psíquicos creen que sólo aquellos casos en los que las apariciones demuestran tener un objetivo especifico para manifestarse pueden ser tomados como prueba significativa de la supervivencia, e incluso entonces quizá deban ser clasificados como evidencia de una supervivencia transitoria. Podría ser también que, puesto que el recuerdo sobrevive al acontecimiento recordado, del mismo modo un pensamiento o un fuerte deseo de comunicar algo urgentemente a los vivos podría continuar existiendo después de la muerte, hasta que su objetivo fuera cumplido; luego, dicho pensamiento también moriría.
Desde los primeros tiempos de la SPR muchas mentes privilegiadas se han planteado pruebas de supervivencia proporcionadas por tales apariciones. Algunos han creído que seguimos viviendo; otros, no.
Comunicaciones a través de médiums. Al mismo tiempo que los fantasmas estaban siendo investigados por la SPR, también lo estaban siendo las actividades de los médiums -o, como se les llama de una forma más correcta, sensitivos-. Estos son personas (en la mayoría de los casos mujeres) que poseen una capacidad psíquica poco común, que ponen de manifiesto de diferentes formas. Según sus dotes específicas, se clasifican generalmente como sensitivos “mentales” y “físicos”.
Un sensitivo “mental” puede entrar en un estado hipnótico, en el cual un “control” (un “espíritu controlador” o un “espíritu-guía”) habla a través de él con una voz a menudo completamente diferente de la suya, y a veces le da una apariencia diferente, de forma que una mujer europea puede temporalmente adoptar la semblanza y la voz de, por ejemplo, un hombre chino.
A través del médium, el control puede introducir otros supuestos espíritus que pueden ser reconocidos por la voz, el gesto, o la naturaleza de la información secreta que transmiten a uno de los presentes en la sesión de espiritismo. Tales espíritus, así llamados, pueden parecer poco convincentes, aunque también debe decirse que quienes quieran creer en ellos creerán igualmente. Sin embargo, estas personas sensitivas poseen a menudo sorprendentes dotes de clarividencia, clariaudiencia y otras cualidades de percepciones extrasensoriales. Algunas veces se comunican a través de tablas de escritura espiritista, como “Patience Worth”, o a través de la escritura automática, o dibujan al estilo de reconocidos maestros, o componen de la misma forma que los músicos famosos.
Otro tipo de sensitivo es el médium “de voz directa”, que normalmente no entra en estado hipnótico y en cuya proximidad se manifiestan voces de ambos sexos y de diferentes tipos, con varios acentos y a veces en otras lenguas identificables.
La calidad de estas comunicaciones es enormemente variable. Muchas de ellas son superficiales y curiosamente materialistas. Se criticó con desprecio, en los primeros tiempos del espiritismo, el hecho de que los espíritus parecían pasar su vida futura fumando puros y bebiendo whisky. Con todo, esto y otras pruebas “materialistas” similares confirmarían las enseñanzas de algunas religiones orientales en el sentido de que el primer paso después de la muerte implica una estancia en el reino de la ilusión, donde el ego puede abandonarse a todo lo que quiera.
Otras comunicaciones, en cambio, poseen un alto grado ético y literario. Sin embargo, cuando se les desafía a dar una descripción inequívoca de lo que nos espera al otro lado de la vida, a menudo los comunicantes contestan (quizás con cierta razón) que la existencia del espíritu es indescriptible. Pero algunos espíritus -escasos- son más comunicativos, y a través de sus comunicaciones emerge una fotografía extraordinariamente consistente de la vida futura.
Los médiums “físicos” son aquellos en cuya presencia, tanto si entran en un estado hipnótico como si no, ocurren fenómenos físicos. Entre ellos se pueden incluir golpes fuertes en la mesa de espiritismo o en varios puntos de la habitación; algunas veces parecen utilizar un código inteligente, como si intentaran transmitir algún mensaje. También son corrientes los fenómenos telekinéticos (objetos sólidos que se mueven como si fueran manejados por una persona invisible), elevaciones del médium y de los objetos, manos invisibles que tocan instrumentos musicales, y la materialización completa de formas de espíritus.
Desgraciadamente, en la breve historia del espiritismo muchos de estos fenómenos han sido falseados, pero todavía quedan muchos casos de auténticos médium físicos que desafían cualquier explicación “racional”. Se han confeccionado muchos tests para intentar atrapar a los impostores y, en un menor grado, para determinar el alcance de los fenómenos. Uno de ellos consistió en poner un plato de cera caliente en una sesión de espiritismo físico; la mano visible del espíritu se sumergió en la cera, la cual rápidamente se endureció. La mano desapareció dejando el molde intacto.
Sin embargo, incluso tales demostraciones no prueban en si mismas la supervivencia de la muerte. Muchos investigadores afirman que el material acumulado por la SPR contiene evidencias mucho más sólidas.

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